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domingo, 13 de abril de 2014

El Profeta



El Eterno hace saber Su Voluntad a los seres humanos mediante los profetas a quienes Se revela para informarles aquello que quiere que sepan y, en ciertas ocasiones, que transmitan a una o muchas personas.

Algunas profecías fueron reveladas para la posteridad, mientras que otras lo fueron únicamente para el momento. No llegan a ser profetas, sino ciertas personas con características morales determinadas.  El profeta debe ser una persona libre de toda influencia que pudiera interponerse entre el mensaje del Eterno y su destinatario. Es por eso, que todos los profetas de Israel demostraron no temer a la reacción del pueblo ante los duros mensajes que transmitieron.

Asimismo, debe ser libre de influencias internas, es decir que su mente debe gobernar totalmente su acción, sin que sus pasiones lleguen a dominarle. En el momento que el Eterno transmite una idea al profeta, éste sabe con certeza absoluta que se trata de una Revelación Divina.