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viernes, 13 de septiembre de 2013

Reflexiones sobre los Días de Teshuvá



Reflexiones sobre los Días de Teshuvá 
Dra. Sara Strassberg - Dayán, Jerusalén


Los así llamados "Días Solemnes", los Diez Días de Teshuvá (arrepentimiento - retorno), desde Rosh Hashaná hasta Iom Kipur, tienen una significación decisiva para el judío religioso. Se trata de una época especial del calendario hebreo que según la fe judía es significativa no sólo para la vida del individuo judío y del pueblo de Israel sino también para la humanidad entera y el universo todo. Rosh Hashaná no es sólo el comienzo del Nuevo Año Hebreo sino también, según distintas fuentes, el aniversario de la creación del mundo o, según otras, del nacimiento del primer hombre. Es también, según todas las fuentes, el Día del Recuerdo y el Día del Juicio en que son juzgados todos los seres vivientes, también todos los pueblos, y se determina cuál será el futuro de cada uno en el próximo año de acuerdo a lo que fue su conducta durante el año anterior.

Según la interpretación popular, el Juicio comienza el día de Rosh Hashaná con el sonido del Shofar y concluye en Iom Kipur con el sonido del Shofar después del oficio de Neilá, en que se dictamina en forma definitiva la sentencia que involucra la inscripción del penitente en el Libro de la Vida o su exclusión de este Libro. Durante estos días no sólo se desarrolla el drama del Juicio Divino en relación a todas sus criaturas sino que también se exhorta a cada uno de nosotros a recordar y juzgar nuestras propias acciones y pensamientos para reconocer nuestros errores y nuestros pecados, arrepentirnos, pedir perdón a aquellos a quienes hemos ofendido o dañado y ponernos en el camino del retorno a Dios, del retorno a nuestro verdadero ser y a nuestros valores morales originales en la búsqueda del Bien, de la Justicia y de la Verdad y de su realización en nuestras vidas. 

A grandes rasgos, ésta sería la significación básica de estos días de Tishrei para el judío religioso. Sin duda, varios de los conceptos centrales de esta interpretación son igualmente significativos para el judío laico de nuestro tiempo que en muchos casos ve en estos días la ocasión de hacer una especie de Jeshbon Nefes en relación a su vida personal y familiar y muchas veces también en lo que respecta a la vida de su pueblo.

Niveles más profundos de significación

Me pregunto si es posible descubrir en las fuentes judaicas sobre este tema y en su interpretación a través de la historia niveles más profundos de significación que puedan aportar una contribución para nuestro enfrentamiento con los problemas de nuestra época en Israel y en la Diáspora.
Sin duda, el tema central de estos Diez Días, llamados también Días de Teshuvá, es el concepto de Teshuvá que en este contexto se usa en especial en dos sentidos: el primero, como el Arrepentimiento de la persona por sus pecados y su aspiración de volver a Dios, y el segundo, como el Retorno del pueblo de Israel a Dios y también a su tierra histórica después de su exilio. Estas dos significaciones se entrelazan en la liturgia de los Días Solemnes centrada en estas dos dimensiones de la existencia humana, la vida personal del individuo y la dimensión colectiva de la vida del pueblo al que pertenece el individuo. En el primer sentido, la teshuvá aparece en los fragmentos centrales de confesión dentro de las plegarias en que se afirma que "somos culpables" y que "hemos pecado" (aquí el individuo acepta la responsabilidad y la culpa no sólo por sus propios pecados sino también por los de los otros por no haber podido evitarlos) y se solicita el perdón divino.

El segundo sentido aparece explícitamente en los textos proféticos que se leen durante esta época, en especial, Oseas 14:1-2 que se lee en la Haftará del Shabat Shuvá: "Retorna, Oh Israel, al Señor tu Dios, pues has caído en el pecado".El profeta reprocha al pueblo por haberse alejado de Dios y haber caído en la idolatría y lo llama a arrepentirse y volver a Dios para ser perdonado y poder volver del exilio a su Tierra para vivir en Paz y Prosperidad. La profecía anuncia también el castigo de los pueblos que atormentan o vejan al pueblo de Israel mientras vive en su tierra o cuando está en el exilio.

La teshuvá del individuo y del pueblo se presenta en la liturgia evidentemente como la clave central del drama del exilio y de la redención tanto en el plano de la vida individual como de la vida del pueblo de Israel y de los otros pueblos. Esta idea es el tema central de uno de los libros que se acostumbra leer y estudiar durante estos Diez Días, Orot Hateshuvá (Luces del Retorno) del Rabino Abraham Itzjak HaCohen Kuk. Lo original en la concepción del Rabino Kuk es la ampliación del análisis de la Teshuvá para hacerla extensiva -en cuanto a la responsabilidad de cada uno- a partir de la dimensión individual y de la dimensión nacional antes señaladas, no sólo a la dimensión humana universal sino también a la dimensión cósmica de la existencia del universo entero. 

Según el Rabino Kuk: "Cuando se olvida la esencia de la propia alma, cuando uno deja de contemplar la interioridad de la propia vida, todo se vuelve confuso y dudoso. Y el retorno principal -que ilumina inmediatamente las tinieblas- es la vuelta del ser humano hacia sí mismo, hacia la raíz

de su alma. Y al hacer esto volverá inmediatamente a Dios, al Alma de todas las almas, y entonces avanzará y se elevará en la santidad y en la pureza. Y esto vale tanto para el individuo aislado como para el pueblo entero, tanto para la humanidad toda como para la redención del universo entero, cuyo deterioro proviene siempre del olvido de sí…. … Por lo tanto, sólo la gran verdad del retorno a sí mismos, hará posible que el ser humano y el pueblo, el mundo, todos los mundos y el Ser todo, vuelvan a su Fundamento y resplandezcan con el resplandor de la vida. … …Y de la fuente de este gran retorno beberá el hombre la vida santa del verdadero regreso". (Cap. 15, 10. Trad. S.S.D.)
La teshuvá - según el Rabino Kuk- debe realizarse en todas estas dimensiones a la vez pues si sólo se realiza en parte de ellas no será posible la redención completa. Esta interpretación de quien fuera en su momento Gran Rabino Ashkenazí de Israel, reconoce la necesidad y la significación de cada una de las realizaciones parciales de la Teshuvá, cada una en su contexto dentro del proceso entero y, al mismo tiempo, señala la limitación y el error- pecado de ocuparse sólo de una de estas dimensiones. Esta interpretación religiosa del Rabino Kuk abre una perspectiva de comprensión psicológica, nacional, humanista universal y cósmica del tema de la teshuvá que puede ser vista en varios sentidos como paralela al concepto laico de la Teshuvá en su momento -en la época de la Segunda y de la Tercera Aliá- comprendida por el sionismo laico como el Sueño de la negación del exilio y como Shivá o Retorno del pueblo de Israel a su Tierra, tanto en el sentido político como en el sentido del regreso del individuo y del pueblo a sus fuentes culturales, a su idioma y a su historia para hacer posible su renacimiento espiritual.

Vivimos actualmente la crisis de este Sueño del Retorno

Muchos de quienes vivimos concientemente nuestra condición judía aquí y ahora, especialmente en Israel, religiosos y laicos por igual, reconocemos que vivimos actualmente la crisis de este Sueño del Retorno que nos trajo a la Tierra de Israel para volver plenamente a nuestra identidad judía y realizarla participando activamente en la construcción de una sociedad que vive según valores universales de Justicia, Igualdad y Verdad. Para nosotros en especial puede ser muy significativo aplicar el análisis del Rabino Kuk sobre la teshuvá a nuestra realidad. Esto puede permitirnos comprender la crisis ocurrida en relación a la distorsión que se produce si sólo nos ocupamos de alguna de las dimensiones de nuestra existencia y no aceptamos nuestra responsabilidad y tratamos -como lo exigió el Rabino Kuk- de realizar el proceso de la teshuvá en las cuatro dimensiones señaladas - la individual, la nacional, la humana universal y la cósmica. Esto nos permite comprender el error de ocuparnos sólo, por ejemplo, del plano de nuestra vida individual. Sin duda es positivo y necesario que cada persona busque su propia realización, pero si esto significa el egoísmo de quienes ven como único objetivo su interés y felicidad personal y olvidan su responsabilidad hacia el prójimo y son indiferentes a su sufrimiento, entonces esta orientación es mala y pecadora. 

Esta interpretación del tema nos enseña también la necesidad de asumir personalmente nuestra responsabilidad por todo lo que ocurre en todas las dimensiones de la existencia humana y de la vida sobre la tierra. En este sentido, parafraseando el tema en relación a nuestra realidad aquí y ahora en Israel, en estos Días de Tishrei, la confesión "Hemos pecado" y "somos culpables" debería involucrar no sólo el reconocimiento de nuestra responsabilidad -a veces por nuestro silencio y otras por nuestra indiferencia- frente a la crisis de valores morales, la corrupción del liderazgo político, la crisis de la educación y el fortalecimiento creciente de la distancia social entre ricos y pobres, sino también ante lo que el Eclesiastés denomina "las lágrimas de los desposeídos" en el mundo entero, el hambre, la miseria y las guerras que asolan actualmente día a día a millones de seres humanos en todo el mundo así como ante las distintas formas de devastación ecológica de la tierra.

El balance del pasado según esta concepción de la Teshuvá puede llevarnos a la detección de "pecados" cuyas consecuencias se expresan en muchos de los problemas señalados que vivimos cotidianamente y, después de reconocerlos, puede hacernos comprender que es posible realizar cambios de orientación en relación a muchos de estos problemas, y que depende de nosotros construir una vida mejor en todas las dimensiones señaladas o, por lo menos, intentarlo. 
En última instancia, creo que el aporte significativo del análisis del tema de la Teshuvá en relación a los Días Solemnes que estamos viviendo a la luz del pensamiento del Rabino Kuk puede ser el hacernos comprender a todos, tanto religiosos como laicos, -y en especial aquí en Israel- que podemos retornar a nuestro Sueño y asumir nuestra responsabilidad por todo lo que hacemos - y también por lo que no hacemos frente a lo malo que otros hacen- y que somos responsables por todo lo que ocurre en nuestra vida y en la de nuestros semejantes en nuestro país, en la humanidad y en el universo entero, y que el cambio de orientación es posible, y la Teshuvá es posible en cada dimensión de nuestra vida.

Fuente: http://www.aurora-israel.co.il/

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